LV: Yo vivo de mis libros... no gano dinero con ellos pero me ayudan a vivir. Por otro lado soy una persona que disfruta de la austeridad. No me quita el sueño no tener auto o una casa propia o cosas materiales. Trabajo en mi profesión y eso me alcanza para vivir con dignidad.

E: ¿Usted es abogado verdad?

LV: Debo confesarlo... pero cualquier trabajo es digno... J

E: ¿Su distanciamiento a los círculos literarios oficiales son una postura suya o una consecuencia de la realidad?

LV: Lo segundo. Mi obra no es muy conocida porque se está abriendo camino sola. Además, no voy a rendir pleitesía a nadie para que mis libros encuentren su lugar más allá de lo que pueda exponer por mis propios medios. Osvaldo Lamborghini sentenciaba con una frase "el artista... tarde o temprano mendiga". Yo espero que eso no ocurra conmigo. Es triste y seguirá siéndolo por los siglos de los siglos leer, delante de la obra más valiosa de la historia universal de la literatura, que un genio como Cervantes se humille rindiendo honores con su grandeza a un vulgar duque, cuyo único mérito son sus lazos dinásticos.

E: ¿Ha enviado alguna de sus novelas a algún concurso literario importante?

LV: No sé qué es importante para vos. Si te referís a Planeta, por ejemplo, o a esos premios que organizan las editoriales monopólicas para vender libros... debo confesar que alguna vez tuve la ingenuidad de mandar mis libros. Nunca gane nada. Tampoco creo que sea importante o que diga o deje de decir algo sobre la obra de nadie, ganar ese tipo de premios. Eso es comercio. Tampoco creo necesitar uno de esos sociales certificados de grandeza que expiden las editoriales o instituciones afines para que tus libros brillen en las vidrieras. Mi trabajo está fuera de ese esquema y luego de tantos años puedo decir, jactándome de ello: "por suerte".

E: Algunos intelectuales de Buenos Aires, como César Aira, por ejemplo, opinan que su obra es inclasificable, pero se inclinan a definirla como vanguardia, ¿Usted cómo la definiría?

LV: Bueno, si vanguardia es Borges, definitivamente: No soy vanguardista.
Me gusta más la idea de los que opinan que mi obra es inclasificable. Sin embargo, sobre eso prefiero no opinar. Mi obra está allí, al alcance de cualquiera, con sus virtudes y sus miserias. Que otros opinen.

E: Qué espera en particular de esta nueva novela que lanza en pocos días.

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